viernes, 11 de septiembre de 2015

CUESTIÓN DE DÓLARES - PAUL KRUGMAN - NYT SYNDICATE SYDNEY

NYT SYNDICATE Sidney.


 <<Ni bien llegué a esta ciudad australiana, tuve que retirar dólares de un cajero pues lo único que tenía eran dólares. Quiero decir que necesitaba "aussies", no los "verdes" estadounidenses. Hay otros países cuyas monedas también tienen tal nombre, entre ellos Canadá ("loonies") y Nueva Zelanda ("kiwis"), y podemos aprender mucho sobre la economía mundial --de paso que rompemos algunos mitos monetarios-- comparándolas y analizando cómo sirven a sus economías. Estos cuatro países poseen economías enormemente exitosas. Es cierto que Estados Unidos se ’ está recuperando de su peor recesión desde la Gran Depresión, Canadá acusa el golpe de la caída de los precios del petróleo y Australia está nerviosa pues sus mercados en China se tambalean. Pero todos son países ricos que han capeado las tormentas económicas mejor que la mayor parte del mundo. Si bien salieron airosos, ocupan posiciones muy diferentes en la economía mundial; en parte lo digo literalmente pues Australia y Nueva Zelanda está lejos de todo, mientras que Canadá está más cerca de Estados Unidos que de ella misma --la mayoría de su población vive próxima a la frontera-. Y Estados Unidos es un gigante económico alrededor de cuya gravedad giran economías más pequeñas. Estas diferencias geográficas vienen acompañadas de grandes diferencias en la naturaleza y el rol que desempeñan en el comercio internacional. Australia es básicamente un exportador de materias primas y productos agrícolas, en tanto que Canadá vende muchos de estos bienes pero también es un importante exportador de manufacturas para su vecino. ¿Qué podemos aprender de estos casos exitosos?, qué mitos podemos romper? Primero, que los países relativamente pequeños vinculados a grandes vecinos pueden mantener su independencia monetaria. En Europa, se escucha a menudo que abandonar la eurozona sería desastroso y hace una docena de años, cuando los votantes suecos rechazaron el euro, Io hicieron a pesar de la insistencia de la élite de que sería un grave error. Pero la élite se equivocó, lo cual debió haber sido evidente si se hubiese considerado el ejemplo de Canadá, que ha retenido mucha autonomía monetaria no obstante sus estrechos lazos con la superpotencia que tiene al lado.  Segundo, que lo que la derecha llamaba "degradación" de la moneda un declive de su valor en términos de otras divisas-- puede ser algo muy positivo. Canadá pudo combinar los recortes del gasto con un fuerte crecimiento en la década de 1990 porque sus exportaciones aumentaron gracias a la depreciación del loonie. Australia superó la crisis financiera asiática de 1997-98 sin sufrir mucho daño debido principal mente a la caída del valor del aussie. En ambos casos, la situación hubiese sido más dura si estos países hubieran utilizado el dólar estadounidense o peor, si el patrón oro hubiese estado vigente. Tercero, que la gente le presta demasiada atención al rol que las divisas nacionales desempeñan en el sistema monetario internacional. Es cierto que el dólar estadounidense es especial: es la moneda de reserva que otros países acumulan y la que fija los términos de los contratos internacionales. Y con frecuencia se escucha que su uso generalizado fuera de nuestras fronteras tiene grandes repercusiones, para bien o para mal. A veces, estas aseveraciones involucran la afirmación de que el papel especial del dólar es una importante fuente del poder estadounidense; recientemente, tanto el secretario de Estado, John Kerry, como el presidente Barack Obama, advirtieron que de no ratificarse el pacto nuclear con Irán (que yo apoyo firmemente) la preeminencia del dólar se vería amenazada. En contraste, otras veces, el rol especial del dólar es presentado como una carga: he visto que un buen número de analistas argumenta que la demanda global por dólares hace que Estados Unidos mantenga un elevado déficit comercial. Pero una mirada a Australia muestra que tanto las afirmaciones positivas como las negativas sobre el papel internacional del dólar estadounidense son muy exageradas. El aussie no juega ningún rol especial en el sistema monetario mundial, pero este país ha estado atrayendo influjos de capital que en relación con el tamaño de su economía, son mayores que los capitales que atrae Estados Unidos --y además tiene déficits comerciales proporcionalmente más elevados--. Resulta que lo importante para el capital y el comercio es que la economía ofrezca buenas oportunidades de inversión bajo un paraguas de estabilidad legal y política. En comparación, el control de una divisa internacional es un asunto trivial. En suma, podemos aprender mucho si seguimos al dólar --no solo al que viene en billetes con rostros de presidentes muertos.  Y lo que podemos aprender, en particular, es que la economía monetaria debe ser abordada pragmáticamente y no en términos de nociones místicas del valor. Tomemos el ejemplo de quienes comparten el idioma pero no la moneda: hay muchas formas de hacer que el dinero funcione>>

Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008