NYT
SYNDICATE Sidney.
<<Ni bien llegué a esta ciudad australiana, tuve que retirar
dólares de un cajero pues lo único que tenía eran dólares. Quiero decir que
necesitaba "aussies", no los "verdes" estadounidenses.
Hay otros países cuyas monedas también tienen tal nombre, entre ellos Canadá
("loonies") y Nueva Zelanda ("kiwis"), y podemos aprender
mucho sobre la economía mundial --de paso que rompemos algunos mitos
monetarios-- comparándolas y analizando cómo sirven a sus economías. Estos
cuatro países poseen economías enormemente exitosas. Es cierto que Estados
Unidos se ’ está recuperando de su peor recesión desde la Gran Depresión,
Canadá acusa el golpe de la caída de los precios del petróleo y Australia
está nerviosa pues sus mercados en China se tambalean. Pero todos son países
ricos que han capeado las tormentas económicas mejor que la mayor parte del
mundo. Si bien salieron airosos, ocupan posiciones muy diferentes en la economía
mundial; en parte lo digo literalmente pues Australia y Nueva Zelanda está lejos
de todo, mientras que Canadá está más cerca de Estados Unidos que de ella
misma --la mayoría de su población vive próxima a la frontera-. Y Estados
Unidos es un gigante económico alrededor de cuya gravedad giran economías más
pequeñas. Estas diferencias geográficas vienen acompañadas de grandes
diferencias en la naturaleza y el rol que desempeñan en el comercio
internacional. Australia es básicamente un exportador de materias primas y
productos agrícolas, en tanto que Canadá vende muchos de estos bienes pero
también es un importante exportador de manufacturas para su vecino. ¿Qué
podemos aprender de estos casos exitosos?, qué mitos podemos romper? Primero,
que los países relativamente pequeños vinculados a grandes vecinos pueden
mantener su independencia monetaria. En Europa, se escucha a menudo que
abandonar la eurozona sería desastroso y hace una docena de años, cuando los
votantes suecos rechazaron el euro, Io hicieron a pesar de la insistencia de
la élite de que sería un grave error. Pero la élite se equivocó, lo cual
debió haber sido evidente si se hubiese considerado el ejemplo de Canadá, que
ha retenido mucha autonomía monetaria no obstante sus estrechos lazos con la
superpotencia que tiene al lado. Segundo,
que lo que la derecha llamaba "degradación" de la moneda un declive
de su valor en términos de otras divisas-- puede ser algo muy positivo.
Canadá pudo combinar los recortes del gasto con un fuerte crecimiento en la
década de 1990 porque sus exportaciones aumentaron gracias a la depreciación
del loonie. Australia superó la crisis financiera asiática de 1997-98 sin sufrir
mucho daño debido principal mente a la caída del valor del aussie. En ambos
casos, la situación hubiese sido más dura si estos países hubieran utilizado
el dólar estadounidense o peor, si el patrón oro hubiese estado vigente.
Tercero, que la gente le presta demasiada atención al rol que las divisas
nacionales desempeñan en el sistema monetario internacional. Es cierto que el
dólar estadounidense es especial: es la moneda de reserva que otros países
acumulan y la que fija los términos de los contratos internacionales. Y con
frecuencia se escucha que su uso generalizado fuera de nuestras fronteras
tiene grandes repercusiones, para bien o para mal. A veces, estas
aseveraciones involucran la afirmación de que el papel especial del dólar es
una importante fuente del poder estadounidense; recientemente, tanto el
secretario de Estado, John Kerry, como el presidente Barack Obama,
advirtieron que de no ratificarse el pacto nuclear con Irán (que yo apoyo
firmemente) la preeminencia del dólar se vería amenazada. En contraste, otras
veces, el rol especial del dólar es presentado como una carga: he visto que un
buen número de analistas argumenta que la demanda global por dólares hace que
Estados Unidos mantenga un elevado déficit comercial. Pero una mirada a
Australia muestra que tanto las afirmaciones positivas como las negativas
sobre el papel internacional del dólar estadounidense son muy exageradas. El
aussie no juega ningún rol especial en el sistema monetario mundial, pero
este país ha estado atrayendo influjos de capital que en relación con el
tamaño de su economía, son mayores que los capitales que atrae Estados Unidos
--y además tiene déficits comerciales proporcionalmente más elevados--.
Resulta que lo importante para el capital y el comercio es que la economía
ofrezca buenas oportunidades de inversión bajo un paraguas de estabilidad
legal y política. En comparación, el control de una divisa internacional es
un asunto trivial. En suma, podemos aprender mucho si seguimos al dólar --no
solo al que viene en billetes con rostros de presidentes muertos. Y lo que podemos aprender, en particular, es
que la economía monetaria debe ser abordada pragmáticamente y no en términos
de nociones místicas del valor. Tomemos el ejemplo de quienes comparten el
idioma pero no la moneda: hay muchas formas de hacer que el dinero funcione>>
Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008
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