martes, 12 de julio de 2016

12/07/2016 OPINIONES

Opiniones en la prensa peruana
ECONONOTI




  • La gran apuesta fiscal de PPK


    Roberto Abusada

    No cabe duda de que el presidente electo es plenamente consciente de que el principal activo de la economía peruana es su probada y consistente prudencia en el manejo de sus finanzas. Ello ha permitido mantener la inflación controlada, acumular reservas y, en los años de altos precios de los productos de exportación, acumular en el Tesoro Público ahorros importantes que equivalen a más del 16% del PBI. La mejora en la solvencia del Estado desde el año 2000 ha sido impresionante. Ese año el Perú tenía una deuda equivalente a casi la mitad del PBI; el año pasado la deuda representaba el 23% del PBI, y si restamos los ahorros en manos del tesoro la deuda neta equivale a solo alrededor del 7% del PBI. Más importante aun, luego de haber sufrido en carne propia los devastadores efectos de la hiperinflación de finales de la década de 1980, los peruanos apreciamos la estabilidad económica, y entendemos que esta es producto de la disciplina fiscal. Cuando en el 2008 la inflación que desde el 2001 mantenía un promedio del 2% por año amenazó salirse de control alcanzando 7%, la protesta ciudadana se reflejó inmediatamente en el desplome de la popularidad del entonces presidente Alan García.

    Por esta razón los planes del presidente electo de mejorar las remuneraciones de servidores públicos y pensionistas, acelerar las inversiones y al mismo tiempo efectuar rebajas de impuestos, en un intento de ampliar el número de contribuyentes y disminuir el nivel de informalidad, han provocado interrogantes entre muchos economistas. ¿Por qué un proyecto tan ambicioso se lanza con las cuentas fiscales en déficit, y en medio de un escenario internacional tan complicado? En efecto, los ingresos del gobierno han caído en el equivalente del 2,2% del PBI como consecuencia de la caída en los precios de los minerales que exportamos, el menor crecimiento y las rebajas del Impuesto a la Renta decretadas por el gobierno el año pasado.

    Se trata sin duda de una apuesta atrevida: atacar frontalmente la informalidad con una rebaja en un punto por año en el IGV para llevar la tasa actual de 18% a 15% en tres años; un régimen tributario especial para pequeñas y medianas empresas que incluye una amnistía respecto a obligaciones incumplidas, y un plazo de 10 años durante los cuales estas empresas podrán escoger entre pagar un tributo plano de 10% sobre sus ganancias o 2,5% sobre sus ventas.

    Afortunadamente, si bien PPK espera que estas medidas aumenten la base tributaria y la recaudación, ha advertido que todo lo que propone estará supeditado a mantener un déficit fiscal no mayor al 3% del PBI que debe bajar paulatinamente hacia el 2019 para evitar un incremento desmedido de la deuda y arriesgar la calificación crediticia del Estado. Si tiene éxito, los beneficios para el país serían enormes.

    Hay que advertir, sin embargo, que la informalidad en el Perú tiene más causas que solo aquellas relacionadas con la tributación. Si no, ¿cómo explicar que Brasil, con un agobiante nivel tributario que equivale al 38% del PBI, tenga un nivel de informalidad tanto menor que el peruano?

    Para que el plan de PPK tenga éxito, debe agregársele varios elementos. Primero, un desmontaje masivo de la maraña de trámites que debe cumplir una empresa para ser formal. Segundo, la solución de los temas relacionados con la contratación y el despido de trabajadores. Tercero, una reforma en la administración tributaria, municipal y agencias fiscalizadoras del Gobierno Central. Cuarto, un texto de procesos administrativos gubernamentales único para todas las entidades del sector público.

    Quinto, la abolición de los incentivos perversos que nacen de llamados ‘recursos directamente recaudados’, que inducen a cada entidad a crear trámites innecesarios para cobrar por ellos. Sexto, la interconexión informática integral de todo el Estado. El resultado debe producir una evidente ventaja de la formalidad sobre la informalidad, y ello se logra con un Estado que aplica el mínimo de reglas de cumplimiento estricto, en lugar de miles de reglas inútiles, discrecionales y abusivas de cumplimiento flexible.


    Finalmente, no debe preocupar sostener un déficit fiscal de 3% del PBI, si al mismo tiempo se tiene un plan sólido y creíble para hacerlo disminuir. La combinación de un buen plan de consolidación fiscal con el liderazgo para llevarlo a cabo constituye la terapia más efectiva para tratar casos de nerviosismo que puedan surgir al interior de cualquier agencia calificadora de riesgo.

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    Perú y Reino Unido tras el ‘brexit’


    J.González Izquierdo

    En las últimas semanas una noticia estremeció al mundo: el Reino Unido (RU) decidió dejar se der parte de la Unión Europea (UE). Este resultado, conocido como ‘brexit’, desató una ola de comentarios sobre sus posibles consecuencias para el RU, la UE y el resto del mundo.

    Sin lugar a dudas, el principal afectado será el RU pues su bienestar se verá reducido por efectos de corto y largo plazo. En el largo plazo, los efectos negativos derivarán de la reducción del comercio entre el RU y el resto del mundo –en especial con la UE–, al menos por un periodo considerable. Toda reducción del comercio implica un menor crecimiento de la productividad total de factores y, por ende, menor crecimiento potencial de la economía y del bienestar de la sociedad.

    Por el lado de la oferta, estimados sitúan tal reducción entre dos y cuatro puntos del PBI de manera permanente. Por el lado de la demanda, los efectos se verán en el corto plazo, al afectarse el crecimiento del producto como consecuencia de i) mayor incertidumbre, ii) mercados financieros inestables y iii) probable mayor déficit comercial.

    Una de las principales fuentes de incertidumbre se debe a que el RU tendrá que firmar nuevos tratados comerciales y económicos con el resto de Europa y el mundo, lo que tomará tiempo. Este retraso afectará negativamente las decisiones de inversión y consumo y en consecuencia, a la demanda agregada y el crecimiento de la economía en el corto plazo. Por el lado financiero, ya se puede observar una caída en el valor de los activos reales y financieros, lo que genera un efecto riqueza negativo que deteriora aún más la demanda agregada. Adicionalmente, actualmente Londres es la capital financiera de Europa, lo que ha sido posible gracias a que cuenta con acceso irrestricto al resto de mercados y le ha permitido maximizar su valor. Finalmente, un posible aumento en el déficit comercial afecta negativamente el crecimiento de la economía y del empleo, sobre todo en industrias intensivas en mano de obra.

    Pero no todo es negativo. Existen dos aspectos en los que el RU puede beneficiarse por el ‘brexit’. El primero, que la libra esterlina se debilitará frente al euro y el dólar, favoreciendo el crecimiento de las exportaciones netas. Y el segundo, que podrían tenerse ganancias de productividad al ya no estar atado a las regulaciones de la UE, consideradas por algunos como excesivas y distorsionadoras.

    ¿Cómo nos afecta a nosotros? Fundamentalmente vía dos canales: i) el real, es decir, el comercio bilateral de bienes y servicios no financieros y ii) el financiero, derivado de los movimientos de capitales. El primero de ellos será mínimo, ya que el intercambio de bienes y servicios no financieros de Perú con el RU es exiguo. En el caso del segundo, el efecto es un poco mayor.

    Los mercados financieros mundiales han observado el incremento de la aversión al riesgo de los inversionistas. Esto ha provocado un vuelo de capitales hacia inversiones relativamente más rentables y seguras, tales como el oro, los bonos del tesoro de EE.UU., Alemania y Japón y activos financieros de países emergentes como Perú. Esta entrada de capitales a países emergentes provoca que su tipo de cambio se aprecie (disminuya) en el corto plazo, afectando la rentabilidad de las exportaciones y de los sectores productivos que compiten con las importaciones. Favorece a aquellos agentes que mantienen deudas en moneda extranjera y, en el caso peruano, ayudará a nuestro Banco Central a cumplir con su meta inflacionaria para este año. Provocó además que el Banco Central de EE.UU posponga la decisión de subir su tasa de interés acentuando el vuelo de capitales a mercados emergentes como el nuestro. En términos globales, los efectos del ‘brexit’ en el Perú serán marginales y transitorios.

    Discrepo de quienes sostienen que el ‘brexit’ puede ser el detonante de otra gran crisis financiera como la ocurrida entre los años 2008 y 2009. No lo creo porque por la experiencia vivida, los sistemas financieros se han fortalecido y los principales bancos centrales están monitoreando de cerca los acontecimientos en forma coordinada para tomar las acciones correspondientes para evitarla.

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    ¿Blanqueo legal de capitales?


    Humberto Campodónico

    ¿A cuánto asciende la plata que los peruanos tienen en el extranjero y a cuánto ascendería la recaudación tributaria si el nuevo gobierno decreta una amnistía a esos capitales? La respuesta no es simple, pero hay sólidos elementos que nos acercan a la respuesta. Veamos.

    Según el Banco de Pagos Internacionales (BIS, en inglés; www.bis.org) con sede en Basilea, en diciembre del 2015 habían US$ 6,042 millones de peruanos en los sistemas bancarios de 44 países que informan al BIS. Están los bancos de todos los países industrializados (incluido Suiza) y, también, de los paraísos fiscales como Bahamas, Bahrein, Bermuda, Islas Caimán, Curaçao, Isla de Man, Luxemburgo, Macao y Panamá.

    El BIS también reporta depósitos de argentinos, brasileños, colombianos, chilenos y mexicanos por US$ 23,000 millones, 32,000 millones, 15,000 millones, 11,000 millones y 42,000 millones, respectivamente.

    Ahora bien, esta es la plata que está en bancos extranjeros. No incluye los montos invertidos en Bolsas de Valores, en fondos mutuos que no pertenezcan a bancos, en bonos de empresas privadas o de gobiernos (del Tesoro de EEUU, por ejemplo) ni tampoco las diferentes propiedades, como condominios, entre otros.

    ¿Se puede estimar esta cantidad? Sí. La reciente amnistía de Chile, reportó declaraciones voluntarias, de 7,832 personas por un monto total de US$ 18,775 millones. Esta cantidad es superior en 70% a los US$ 11,000 millones que los chilenos tienen en los bancos que reportan al BIS. En Argentina el gobierno estima que su propuesta puede traer US$ 20,000 millones del extranjero, cifra parecida a la del BIS; pero muchos dicen que la cifra puede ser mayor, pues se repatriarían US$ 50,000 millones.

    Si suponemos que la repatriación peruana se compone de: a) US$ 6,000 millones que está en los bancos más, b) US$ 6,000 millones fuera de los bancos. tendríamos US$ 12,000 millones. ¿Toda esa plata volvería? Difícil.

    El otro tema son los impuestos a pagar. En Chile se ha pagado una tasa flat de 8% y, ojo, la plata se puede quedar en el extranjero. En Argentina la tasa más importante es de 10%. En Colombia la tasa es 10%, 11.5% y 13% para el primer, segundo y tercer año respectivamente.

    Si en el Perú se pagara 10% de US$ 12,000 millones habría un ingreso tributario de US$ 1,200 millones, casi S/ 4,000 millones (ojo, por una sola vez). Esto equivale a 0.6% del PBI, exactamente lo mismo que se pierde con la rebaja del IGV de 18 a 17%. Por aquí no está la panacea, entonces.

    Mucho de ese dinero proviene de evasión y elusión tributaria proveniente de actividades empresariales lícitas. Pero también hay harto dinero proveniente del narcotráfico, del contrabando, de robos y estafas (tipo Orellana), de la minería y tala ilegal, entre otras. Ese dinero no debe blanquearse de ninguna manera, pues casi casi se estaría legalizando el lavado de activos. No, pues.

    Agreguemos que ese dinero debe incorporarse al patrimonio del contribuyente para que año a año pague impuestos. Eso no sucede hoy, pues hace ya buen tiempo que no hay impuestos a la propiedad. Es hora de restablecerlo para tener un sistema tributario progresivo, donde paga más el que más tiene, lo que combate la desigualdad.

    Finalmente una crítica de fondo que cuestiona lo dicho hasta aquí. Varios analistas chilenos dicen que la amnistía tributaria funcionó porque los contribuyentes se dieron cuenta de que el Servicio de Impuestos Internos (su Sunat) de todas maneras los iba a detectar. ¿Por qué? Porque Chile forma parte de los 98 países que han suscrito la Convención en Asistencia Mutua Administrativa en Asuntos Tributarios, que impulsa la OCDE (1).

    La Convención prevé que “todos los países se adhieran a los estándares internacionales de información tributaria, cuando esta les sea demandada, para así cooperar de manera solidaria en el combate contra la evasión y elusión tributaria, lo que debiera ser prioridad uno para los países” (2). Ajá.

    Pero el Perú, que quiere entrar a la OCDE en el 2021, no ha firmado la Convención. ¿Por qué estamos a la cola de los mecanismos internacionales contra la evasión y elusión tributaria? No lo sabemos, pero lo intuimos. Por eso, primero lo primero. Hay que adherir, ya, a la Convención. Y luego dictar medidas claras que eliminen toda posibilidad de blanquear capitales y/o lavado de activos. Estaremos atentos para ver qué hace el gobierno de PPK.

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