- Pronósticos 2018, posibles & imposibles
Mirko Lauer
Renuncia PPK. Pronóstico frecuente, que busca dar mayor precisión a aquel otro según el cual PPK no podrá llegar al 2021. La renuncia sería producida por la acumulación de actos de protesta. Será un año de fuerte actividad legal para tratar de colocar a Alberto Fujimori de vuelta en la cárcel.
Buen año económico. La partida la han dado los altos precios del cobre. A pesar de las advertencias sobre el efecto de los líos políticos, el pronóstico de crecimiento empieza a ser 4%. Aun así, es probable que el dólar suba a lo largo del año, al volverse los EEUU un mercado más atractivo para la inversión.
Papa político. La visita de Francisco es esperada como un calmante. Pero el Papa podría querer hacer comentarios que apunten hacia la política local, de una manera que podría reflejarse en las encuestas. Todo tendría que ver con la manera en que cada sector lea las palabras papales, que suelen ser comedidas, pero siempre van al grano.
Hazañas en Rusia. Perú gana dos partidos de los tres que le toca jugar a mediados de año, y se pone a las puertas de las grandes ligas futbolísticas. Luego de eso, derrotar al equipo argentino produciría un shock de orgullo deportivo, planes para el próximo mundial y la Orden del Sol para Ricardo Gareca.
Fujimori candidato. Alberto Fujimori empieza una gira por el país, luego de la cual anuncia su precandidatura para el 2021, sobre todo para tratar de neutralizar algunas de las secuelas más incómodas de su excarcelación. PPK declara que no vería esa candidatura con malos ojos, aunque no revela si él mismo piensa competir.
Llega Trump. En vista de cómo van las cosas en el Perú, Donald Trump expresa el deseo de hacernos una visita de saludo y de sanación, que se puede concretar en el mismo 2018 o más adelante. Esta iniciativa divide a la opinión pública peruana, y evoca la llegada del vicepresidente Richard Nixon a Lima en 1958.
Vuelve Lula. Luiz Inácio Lula da Silva gana las presidenciales de octubre, y los efectos del caso Odebrecht dan un vuelco. Las relaciones del Perú con el Brasil se vuelven un terreno particularmente delicado, aunque es difícil predecir qué significará eso exactamente. Lo único claro es que complica las cosas.
http://larepublica.pe/politica/1165033-pronosticos-2018-posibles-imposibles
Un indulto y cuatro mitosRosa María Palacios¿Usted se opondría a que un hombre en estado vegetativo obtenga un indulto humanitario a pesar de sus graves crímenes? No lo creo. No creo que una persona bondadosa, magnánima, reconciliadora, pueda ser tan salvaje de oponerse a un pedido de cuidados paliativos con un mínimo respeto a los últimos días de un ser humano. ¿Usted le diría que no a un joven tuberculoso que agoniza en un penal con una condena de dos años? Lo dudo mucho.
¿Quién puede oponerse? Eso es fácil de decir, pero la realidad es otra. Monseñor Norberto Strotmann, Obispo de Chosica y Lurigancho, puede contarles la larga lista de reos que murieron en cárcel esperando un mínimo de humanidad que nunca llegó. Años de pastoral en cárceles pueden dar cuenta de cuántas veces ha administrado el sacramento de la extremaunción en condiciones carcelarias dignas de una cloaca. Así que rompamos el primer mito. No es verdad que los indultos humanitarios se los dan a todos los que cumplen los requisitos. Ni siquiera para ellos ha existido o existe celeridad o seguridad de obtenerlo. El indulto es siempre discrecional y si el Presidente no lo quiere, no lo otorga. De hecho, Kuczynski no lo ha otorgado en los dos casos reales del primer párrafo.
Alberto Fujimori Fujimori no ha recibido un indulto y derecho de gracia humanitario. Los papeles pueden decir eso –pueden decir cualquier cosa– pero cualquier reo enfermo de verdad a la espera lenta de su muerte sabe que no es así. Fujimori ha recibido un indulto negociado en 13 días a cambio de unos pocos votos para salvar a Kuczynski de la inminencia de su propia vacancia. Ese indulto, disfrazado de humanitario, es un indulto común porque no hay ni enfermedad mental, ni enfermedad terminal, ni enfermedad degenerativa agravada por las condiciones carcelarias. Y el indulto común está vedado para Fujimori tanto por la ley peruana (que prohíbe el indulto por secuestro agravado) como por los casos La Cantuta y Barrios Altos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Terminemos pues con el segundo mito. Fujimori, el reo, ha recibido un indulto político, negociado entre el gobierno y su hijo Kenji, al margen de la ley peruana. Esa es la única verdad. Una verdad que está siendo silenciada de modo tan burdo, que ha causado una reacción previsible. El país puede perdonar sin problemas a un reo enfermo, incluso a uno no tan enfermo, pero ¿que te agarren de idiota? ¿Que te cuenten el cuentazo de la reconciliación cuando no hay más que un “toma y daca” en medio de las broncas de una familia disfuncional que en lugar de ir a terapia familiar usa la política nacional como su campo de batalla? Eso es inaceptable. De ahí la indignación de millones de peruanos.
Las pruebas de la negociación se hacen evidentes en la línea del tiempo de los procesos de indulto y vacancia, la actuación de los personajes que rodean las tratativas y las reacciones posteriores al anuncio del indulto. Si el gobierno está tan orgulloso de sus actos, ¿por qué todos los Ministros que no han renunciado están mudos? “Los indultos no se ven en mi sector” es una excusa tan mala, que ya da hasta pena por ridícula. Las vacancias tampoco se ven en tu sector, Ministro, Ministra o congresista. Los que sabían son cómplices y los que fueron sorprendidos y avalan, también. Su mudez habla por ellos. Sin embargo, hay una razón para el silencio. Si hablan, si cuentan lo que de verdad sabemos que pasó, se hará más evidente –de lo que ya es– el pacto político que invalida el indulto.
El tercer mito es que aquí no hubo engaño. Decir que Kuczynski siempre estuvo a favor del indulto es una verdad a medias y esa es la peor de las mentiras. Mercedes Aráoz engañó a Marisa Glave, a la bancada de Nuevo Perú –y a todo el país– el jueves 21 diciendo que no había trámite alguno de indulto. Con eso obtuvo la abstención de sus 9 miembros y salvó la vacancia. Si Aráoz fue engañada por el Ministro de Justicia, ¿por qué no lo despide? El Vice Ministro conocía la solicitud desde el lunes 18. ¿No sabía nada el Ministro? Si fuese así, ¿por qué no despide a su Vice Ministro? Porque todos eran parte operativa de esta trafa. Por eso aparecen juntitos ante la prensa. Ninguno ha renunciado.
Y el último mito que quiere creer el Presidente es que “aquí no va a pasar nada”. “Es fin de año, ¿quién va a protestar?”. El rugido de la calle ya lo está oyendo y lo seguirá oyendo, no sólo en Lima. “El 70% de los peruanos quiere el indulto”, le aseguraron pero ¿de esta forma? Eso no lo preguntaron porque ese escenario no existía. “Esto lo van a aceptar internacionalmente”. ¿SÍ? Internacionalmente lo que somos como país hoy es una vergüenza. “Nadie va a renunciar”, dijeron otros, pero los mejores, los que tienen sentido del honor, ya se fueron. “Keiko va a tener que pactar contigo”. “Ahora sí, tu gobierno es un sólido cogobierno”. No, no es un chiste. Cuando el Presidente despierte el dinosaurio seguirá ahí, salvo que esta vez estará completamente solo y listo para ser devorado.
http://larepublica.pe/politica/1164678-un-indulto-y-cuatro-mitos
2017: Las batallas que perdimos
Andrés Calderón
En el 2017, los peruanos decidimos no cuestionar la prisión preventiva de Ollanta Humala y Nadine Heredia en su momento, porque eran muy sospechosos y además impopulares. Poco importó si había verdadero peligro de fuga, lo que queríamos era una sentencia anticipada. Y ahora vemos con preocupación que cualquiera está en riesgo de esperar su día en juicio… desde una celda.
No nos opusimos al Decreto de Urgencia 003 ni mucho menos a su excesiva ampliación por el Congreso, pues Odebrecht era el villano y el villano no tiene derecho a exquisiteces como principios de legalidad y tipicidad. No importaba si la ley al momento de comisión de los delitos no establecía nada como “empresa corrupta debe quebrar”, “empresa corrupta no puede disponer de sus ingresos ni volver a contratar con el Estado” o algo parecido. Ahora que constatamos que así entorpecimos la colaboración eficaz de Odebrecht y posiblemente de otras constructoras brasileñas (descontando, por cierto, cómo rayos nos podríamos defender ante un tribunal internacional), nos preguntamos cómo desenredar el nudo en que solitos nos metimos.
Por eso también callamos cuando el castigo llegó a las consorciadas. Socia en las fechorías, socia en la pena sin ley previa y sin sentencia.
No defendimos a los trabajadores de Odebrecht, ni a sus abogados, economistas, contadores o proveedores. No importaba si la actividad de esos profesionales era real y lícita. Todo aquel que hubiera trabajado para Odebrecht era un apestado. Poco relevante era que el ex trabajador o contratado no hubiera sabido jamás de sus fechorías. Al firmar contrato se estampó la flor de lis en el cuerpo. Por lo menos, un presidente y un ex presidente deben estar lamentando, ahora, algunas conferencias y consultorías…
No protegimos la presidencia, porque la ocupaba PPK, el “olvidadizo”, “desprolijo” y pésimo político. Sí, mintió e incurrió en un conflicto de intereses en el 2004-2005 cuando fue ministro, pero no nos preguntamos si eso bastaba para ser sometido a un proceso de vacancia presidencial, y si al hacerlo, poníamos en riesgo la continuidad del mandato presidencial que la Constitución privilegiaba. Sin darnos cuenta, aceptamos que ‘incapacidad moral permanente’ se convirtiera en sinónimo de ‘87 votos de oposición’.
No respetamos la figura del indulto humanitario, y el daño que su laxitud ocasiona a la independencia de poderes y a la confianza en el sistema de justicia. Más importante era “pasar la página” y la “reconciliación”. Sin pedir perdón. Sin diálogo. “Yo soy el presidente, ya lo entenderán con el tiempo, me agradecen después”. Pasamos por alto que una gobernabilidad sustentada en mentiras y componendas no resiste ni el más tenue de los sismos. Eso y el pequeño detalle de que toda nuestra clase política está investigada por hechos de corrupción y lavado de activos en el Caso Lava Jato. Es decir, si el indulto es ahora moneda de cambio, fácilmente transable, digamos que su cotización está al alza en el mercado político.
Finalmente, no diferenciamos entre ‘aporte de campaña’ y ‘pago adelantado de soborno’. Decidimos ignorar que en todo el mundo las empresas apoyan financieramente a candidatos y que ello no necesariamente implica un compromiso para devolverle el favor. Hoy que “tenemos la certeza que apoyaron a todos” (Marcelo Odebrecht, dixit), es difícil no pedir que “se vayan todos”.
Es bastante más cómodo no dar la batalla. Mucho más fácil es ignorar al caído sobre todo cuando tiene (algo o todo de) culpa. Luchar por un bando que no tiene banderas, el de la institucionalidad y respeto de las leyes, parece una locura… hasta que nos damos cuenta de que ya no queda nada más por qué luchar. Porque gracias a las batallas que nunca dimos, la guerra ya había terminado.
https://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/2017-batallas-perdimos-andres-calderon-noticia-485516
A qué consumidor proteger,
Dante Nieri*
Nadie discute que debe protegerse a los consumidores de un eventual abuso de las empresas. ¿Pero qué sucede cuando el abuso no viene de una empresa sino de otro consumidor? Es el caso de los usuarios que terminan pagando más por culpa de consumidores que son malos pagadores.
Esto sucede en los colegios privados. El Indecopi persiste en eliminar los pocos recursos con los que estos contaban para proteger a los padres puntuales de los morosos. Ahora no está permitido retener las libretas a aquellos padres que no estén al día en sus pagos. Únicamente se puede retener los certificados de estudio al final del año escolar. Lo que era un criterio aceptado hasta hace no mucho (puede constatarse en resoluciones y directivas del Indecopi) ha variado y el único favorecido es el mal pagador.
Para colmo, sorprenden los métodos que la Comisión de Protección al Consumidor del Indecopi utiliza para calcular sus multas. En una resolución emitida en octubre de este año (Resolución Final 148-2017/CC3), la entidad calcula la multa que impone a cierto colegio usando como base lo que el conjunto de padres morosos le deben al centro educativo. Luego determina lo que se ha “ahorrado” el colegio al tratar de cobrar mediante esta “fórmula intimidatoria” –en lugar de haber realizado procedimientos judiciales de cobranza– y llega así a la exorbitante suma de 13,1 UIT (S/53.055).
Todo esto gracias a la forma en que el Indecopi interpreta la Ley de Protección a la Economía Familiar. Una vez matriculado un alumno, los colegios no pueden tomar ninguna medida contra los que no pagan, más allá de retener certificados. Los padres pueden tener a su hijo en un colegio durante el año sin pagar un centavo. Más aun, por otro criterio del Indecopi, la tasa moratoria está alrededor de 6% en soles. Se trata del financiamiento más barato del mercado.
Las soluciones del Indecopi (como judicializar la cobranza de las pensiones, poner a los morosos en centrales de riesgo, financiar a tasas irrisorias) y cualquier otro sobrecosto, todo, todo, será considerado en la pensión. Por tanto, la verdad es que quienes terminan financiando al mal pagador son los padres de familia cumplidos. Todos los costos del servicio que brinda un colegio, inherentes o no, están incluidos en la pensión.
Queremos proteger al consumidor y hacemos precisamente lo contrario: protegemos al que abusa del sistema. Además, acostumbramos a la gente a ser incumplida. El Estado no solo los alienta, los defiende de esos “colegios privados abusivos” con los excelentes abogados del Indecopi.
La realidad de la mayoría de colegios privados no es la misma de los colegios con altas pensiones. El 99% cobra menos de S/1.000 de mensualidad. La inmensa mayoría no es capaz de contratar a un abogado para su cobranza porque sus pensiones no lo soportan. El tema de la morosidad se está volviendo grave entre los colegios en los NSE C y D (son el 63% de la oferta privada y cobran en promedio menos de S/200 al mes), justamente aquellos que cubren la demanda que el Estado no es capaz de atender.
Es indispensable modificar la Ley de Protección a la Economía Familiar. Si un padre no paga la pensión por dos meses seguidos, su hijo debe ser trasladado a un colegio público. Quien escoge una escuela privada debe hacerlo respetando a todos los padres de familia y, por lo tanto, con conciencia de pago, tal como sucede con un crédito bancario (que dura habitualmente casi el doble que la escolaridad) o cualquier otra obligación.
https://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/consumidor-proteger-dante-nieri-noticia-485513
Perdón y gran corrupción
José Ugaz
La vorágine de acontecimientos que se han venido sucediendo en la últimas dos semanas poniendo en jaque la gobernabilidad del país ha planteado, uno tras otro, un conjunto de temas que requieren urgente respuesta.
En primer orden se planteó el problema de la vacancia del presidente por incapacidad moral permanente. Este pedido se basó en dos hechos: i) la participación de una empresa del presidente en contratos con Odebrecht mientras ejercía como ministro, y ii) haber faltado a la verdad al decir que no tuvo relación directa ni indirecta con esa empresa, lo que luego él mismo y la empresa desmintieron.
Librado de la vacancia por el cisma generado en el fujimorismo, el presidente, en cuestión de horas, dispuso la liberación de Alberto Fujimori vía indulto y derecho de gracia, lo que ha desencadenado una nueva grieta en la sociedad peruana, con protestas callejeras, duras críticas de diversos sectores y la renuncia de personas allegadas al gobierno (ministros, congresistas, asesores y funcionarios).
En cuanto a la vacancia, la falta de definición de lo que se considera “incapacidad moral permanente”, la percepción de que la alegada mentira del presidente resultaba desproporcionada para vacarlo y, sobre todo, la actitud y prontuario de quienes la promovían agresivamente, produjeron una sensación de alivio en los sectores democráticos del país cuando se supo que no prosperaba.
Ello, sin embargo, no despeja todas las dudas que se ciernen sobre el presidente a raíz de lo que él calificó como “falta de prolijidad”. Pese a ello, la no vacancia aparecía como el mal menor frente al avasallamiento de un grupo con mayores cuestionamientos de corrupción y una ambición de poder totalitario que prometía no saciarse con la cabeza del presidente, sino que iba a por el fiscal de la Nación y el Tribunal Constitucional, entre otros.
Cuando el resultado parecía conducir a una recomposición política del país, aunque con un gobierno débil, con mayor equilibrio, ¡zas! vino el manotazo navideño del indulto a Fujimori. Esta decisión ha deslucido el resultado de la no vacancia y agitado a la mitad del país que considera que el mismo es una afrenta a la democracia y a la lucha contra la impunidad.
Tratándose de un condenado en un proceso inobjetable por delitos de asesinato (con calidad de lesa humanidad) y secuestro agravado (que impide cualquier beneficio ordinario), existe un único perdón legal posible, el llamado “indulto humanitario”, aquel que opera por razones médicas extremas. En efecto, la ley peruana lo autoriza solo cuando el condenado padece de una enfermedad grave, incurable, progresiva y siempre que las condiciones de carcelería pongan en riesgo su vida.
Este tipo de indulto encuentra su razón de ser en el hecho que por muy graves que sean los crímenes cometidos, el sistema no puede fundamentarse en la venganza y perder su humanidad atentando contra la vida del condenado (aunque este haya despreciado la de otros), confinándolo a morir por y en la cárcel. En ese sentido, un indulto humanitario a Fujimori, aunque repudie a muchos, es legalmente posible si se cumplen los requisitos de ley.
Pero este indulto adolece de muchos problemas. A saber: i) la oportunidad (se presenta a los tres días de haber ganado la no vacancia con los votos de su principal promotor, lo que evidencia un acuerdo político), ii) la forma (precipitado, oculto, negado, precedido de otros intentos fallidos nombrando a un nonagenario para que lo firme) y, iii) el fondo (hay serias dudas que la condición médica sea la que exige la ley). También evidencia que se ha torcido una opción que pudo ser legítima, para pagar un favor, que no es relevante la lucha contra la corrupción y la impunidad, y que no importan las víctimas (a quienes no se ha recibido ni reparado).
Esta decisión presidencial nos pone nuevamente al borde del abismo de la ingobernabilidad. Es posible ejercer el perdón en casos de gran corrupción siempre que sea la excepción y no la regla, y solo en ocasiones extraordinarias. No se puede usar un perdón excepcional para alentar la gran corrupción y su impunidad. En estos días, Temer, el corrupto presidente de Brasil, ha utilizado su potestad de indulto navideño para favorecer a varios autores de la gran corrupción que afecta a su país y a la región, lo que ha merecido el rechazo enérgico de los fiscales anticorrupción y una decisión de la Corte Suprema suspendiendo tal despropósito.
En un Estado de derecho, el que la hace, la tiene que pagar en el contexto de un debido proceso. No se puede permitir que se hagan excepciones fuera de la ley y que, a quienes les hemos confiado el poder, lo usen para alentar la impunidad sacándole la vuelta al sistema.
https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/perdon-gran-corrupcion-jose-ugaz-noticia-485510