miércoles, 3 de enero de 2018

OPINIONES 03/01/2018


  • La mentira permanente, nuestra amenaza más mortífera



    Chris Hedges


    El peligro más siniestro al que nos enfrentamos no viene de la supresión de la libertad de expresión a través de la destrucción de la neutralidad en la Red o de los algoritmos de Google, que mantienen alejada a la población de aquellas webs de contenido izquierdista, disidente, progresista o antibélico. No viene tampoco de una reforma de los impuestos que abandona cualquier pretensión de responsabilidad fiscal, enriquece a las corporaciones y a los oligarcas y allana el camino para el desmantelamiento de programas como el de la Seguridad Social. No viene de la explotación de tierras colectivas para beneficio de la industria minera y de los combustibles fósiles, ni tampoco de la aceleración del ecocidio por parte de una legislación medioambiental demoledora, ni por la destrucción de la educación pública. Tampoco viene del despilfarro de fondos federales para inflar el presupuesto militar mientras el país colapsa económicamente, ni del uso de sistemas de seguridad doméstica para criminalizar la disidencia. El peligro más siniestro al que nos enfrentamos viene de la marginalización y destrucción de aquellas instituciones que - incluyendo los tribunales, la academia, los cuerpos legislativos, las organizaciones culturales y los medios de comunicación- en su día garantizaban que el discurso público se anclaba en la realidad y en los hechos, nos ayudaban a distinguir entre la verdad y la mentira y promovían la justicia.

    Donald Trump y el actual Partido Republicano representan la última etapa en la emergencia del totalitarismo corporativo. El saqueo y la opresión se justifican por la mentira permanente, un tipo de mentira distinto de las falsedades y medias verdades proferidas por políticos como Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama. La mentira política que empleaban estos dirigentes no se dirigía a eliminar o anular la realidad, sino que era una forma de manipulación. Cuando Clinton promulgó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, prometió que “el TLCAN [NAFTA por sus siglas en inglés] significa más empleo, empleo americano y empleo americano bien pagado”. George W. Bush justificó la invasión de Irak porque Saddam Hussein supuestamente poseía armas de destrucción masiva. Pero ni Clinton siguió fingiendo que el TLCAN [NAFTA] era beneficioso para la clase obrera cuando la realidad mostró lo contrario, ni Bush continuó simulando que Irak tenía armas de destrucción masiva después de que no se encontrara ninguna.

    La mentira permanente no está circunscrita o limitada por la realidad, sino que se perpetúa incluso frente a una evidencia abrumadora que la desacredita. Es simplemente irracional. Aquellos que hablan el lenguaje de la verdad y de los hechos son atacados y acusados de mentirosos, traidores y proveedores de noticias falsas; y una vez las élites totalitarias acumulan suficiente poder (un poder ahora garantizado por la supresión de la Neutralidad en la Red), son alejados de la esfera pública. La férrea resistencia a reconocer la realidad (independientemente del grado de transparencia con que esta se presente) por parte de aquellos envueltos en la mentira permanente crea una psicosis colectiva.

    “El resultado de una sustitución sólida y total de la mentira por la verdad fáctica no es que la primera es aceptada como lo verdadero y la verdad es difamada como si fuera una mentira, sino que el sentido en que nos orientamos en el mundo real – y la categoría de lo verdadero frente a lo falso es uno de nuestros medios mentales encaminados a este fin – se está destruyendo”, escribió Hanna Arendt en “Los orígenes del totalitarismo”.

    La mentira permanente convierte el discurso político en un teatro absurdo. Donald Trump, que ya mintió acerca del número de asistentes a su investidura pública como presidente a pesar de las evidencias fotográficas, insiste ahora en que, en relación a sus finanzas personales, va “a ser asesinado” por una reforma fiscal [la célebre tax bill] que en realidad le ahorrará a él y a sus herederos más de mil millones de dólares; el Secretario del Tesoro Steven Mnuchin afirma que posee un informe que demuestra que los recortes fiscales se pagarán por sí mismos y no aumentarán el déficit – a pesar de que dicho informe nunca llegó a existir; y el Senador John Cornyn nos dice, contrariando toda evidencia fáctica, que “no se trata de una reforma diseñada ante todo para beneficiar a los ricos y a los grandes negocios”.

    Al mismo tiempo, dos millones de acres [alrededor de ocho mil kilómetros cuadrados] de tierras públicas, están siendo entregados a la industria minera y de los combustibles fósiles mientras Trump insiste en que dicho traspaso significa que “las tierras públicas serán una vez más para uso público”. Cuando los ecologistas denuncian que se trata de un robo, el republicano Rob Bishop acusa su posición crítica de “falsa narrativa”. Tras terminar de manera efectiva con la Neutralidad en la Red y la libertad de expresión en Internet, Ajit Pai, presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones [FCC], comenta que “se ha demostrado que aquellos que sugerían que internet tal y como lo conocemos está a punto de desaparecer, están equivocados…Tenemos un internet libre que sigue avanzando ”. Y en los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, frases como “basado en evidencias” y “basado científicamente” están prohibidas.

    La mentira permanente es la apoteosis del totalitarismo. Ya no importa qué es verdadero. Solamente importa qué es “correcto”. Las cortes federales se están llenando con jueces imbéciles e incompetentes al servicio de la “correcta” ideología corporativa y de las rígidas costumbres sociales de la derecha cristiana. Simplemente desprecian la realidad, incluyendo la ciencia y el Estado de Derecho; pretenden desterrar a aquellos que viven en un mundo con principios de realidad definidos por la autonomía moral e intelectual. La norma totalitaria siempre destaca lo brutal y lo estúpido, y estos idiotas en el poder no tienen metas ni filosofía política alguna: solamente usan clichés y slogans - la mayoría de los cuales son absurdos y contradictorios- a fin de justificar su codicia y ansias de poder. Y esto es tan válido para la derecha cristiana, que está ocupando el vacío ideológico de la administración Trump, como para los corporativistas que predican el neoliberalismo y la globalización. La fusión de los corporativistas y la derecha cristiana es el matrimonio entre Godzilla y Frankenstein.

    “Los políticos corruptos ni siquiera necesitan comprender las consecuencias sociales y políticas de sus comportamientos”, escribió el psiquiatra Joost A.M. Meerloo en “La violación de la mente: la psicología del control mental, el menticidio y el lavado de cerebro”. “No están impulsados u obligados por una creencia ideológica, independientemente de cuánto la racionalicen para convencerse a sí mismos de que sí lo están, sino por las distorsiones de sus propias personalidades. No están motivados por un impulso dirigido a servir a su país o a la humanidad, sino por la abrumadora necesidad y compulsión de satisfacer los anhelos de sus propias estructuras de carácter patológicas. Las ideologías que declaman no son metas reales, sino solamente los mecanismos cínicos por medio de los cuales estos hombres enfermos esperan obtener cierto sentido personal de valor y poder. Estas sutiles mentiras internas les hacen ir de mal en peor: autoengaños defensivos, una visión distorsionada, ausencia de identificación emocional con los otros, degradación de la empatía – la mente tiene muchos mecanismos de defensa con los que cegar la conciencia.”

    Cuando la realidad es reemplazada por los caprichos de la opinión y el oportunismo, lo que es verdadero un día, a menudo es falso al siguiente. La consistencia se ha descartado. La complejidad, los matices, la profundidad, son reemplazados por la creencia simplona en la amenaza y la fuerza bruta. Es por esto que la administración Trump desprecia la diplomacia y está destruyendo el Departamento de Estado. El totalitarismo, escribió el novelista y crítico social Thomas Mann, es, en su núcleo más profundo, el deseo de un simple cuento popular. Una vez este cuento popular sustituye a la realidad, la moral y la ética son abolidas. “Aquellos que te pueden hacer creer los despropósitos más absurdos, pueden hacerte cometer las mayores atrocidades”, advirtió Voltaire.

    Las élites corporativas, que incluso en el mejor de los tiempos (sic) jugaron sus cartas contra la gente de color, los pobres y la clase obrera, ya no lo hacen siguiendo regla alguna. Los lobistas, los políticos comprados, los académicos serviles, los jueces corruptos y las celebrities de los informativos de televisión, dirigen un Estado cleptocrático definido por el soborno legalizado y la explotación desenfrenada. Las élites empresariales escriben leyes, regulaciones y reformas para expandir el saqueo de las corporaciones, al mismo tiempo que imponen una deuda que esclaviza y paraliza a la población, como por ejemplo la enorme carga de los préstamos universitarios en los estudiantes; sus medidas austericidas desmantelan los servicios estatales y municipales, como es el caso de la sanidad y la educación pública. Aun así, insisten en que la solución a nuestros problemas se encuentra en las instituciones que ellos mismos han degradado y corrompido; nos piden que invirtamos tiempo y energía en campañas políticas y en apelaciones a los tribunales. Intentan atraernos a su mundo esquizofrénico, donde el discurso racional ha sido sustituido por la charlatanería. Nos piden que hagamos justicia en un sistema diseñado para perpetuar la injusticia. Se trata de un juego al que nunca podemos ganar.

    “Toda dignidad reside en el pensamiento” escribió Pascal. “Es al pensamiento a quien debemos confiar nuestra recuperación, no al espacio o al tiempo, los cuales nunca podríamos llenar. Esforcémonos entonces en pensar bien; este es el principio básico de la moralidad”

    Hay que enfrentar al poder con más poder. Debemos construir instituciones y organizaciones paralelas que nos protejan del asalto empresarial y resistan a la dominación de las corporaciones. Debemos distanciarnos lo máximo posible de este Estado vampírico. Cuantas más comunidades autónomas podamos crear, con sus propias divisas e infraestructuras, más podremos dañar a la bestia corporativa. Hay que establecer cooperativas de trabajadores, sistemas locales de suministro alimentario basados en dietas veganas y organizaciones culturales, artísticas y políticas independientes. Tenemos que obstruir por cualquier medio posible el asalto de las corporaciones, desde el bloqueo directo de gaseoductos y pozos destinados al fracking, a la ocupación de las calles a través de actos de desobediencia civil contra la censura y el ataque a las libertades civiles, o la creación de “ciudades santuario”. Y todo ello deberá realizarse como siempre se ha hecho: construyendo relaciones personales y cercanas. Quizás no seamos capaces de salvarnos a nosotros mismos - sobre todo por el rechazo de las élites a hacerse cargo de los estragos del cambio climático- pero podemos crear espacios de resistencia donde la verdad, la belleza, la empatía y la justicia perduren.


    http://rebelion.org/noticia.php?id=236075








    Humo y cortinas de humo


    César Lévano


    En la política peruana abundan las cortinas de humo. El expresidente Alan García lo sabe porque las ha usado con frecuencia. Por ejemplo, cuando ordenó la matanza de El Frontón, y recurrió a una cortina de humo humana: Agustín Mantilla, a quien culpó de la masacre.

    Ahora asegura que la declaración de Marcelo Odebrecht ante fiscales del Perú y Brasil que señalan que su candidatura y su partido recibieron aportes económicos, jura que ahí no hay nada concreto. “Humo”, dice. Pero sí hay algo muy concreto: Odebrecht ha precisado que el hombre de las coimas para García es Jorge Barata, quien era el directivo de la empresa en el Perú y tenía relación de amistad con el jefe aprista. Las palabras de Odebrecht no son humo. La persona de Barata tampoco es humo. Los que son infumables son algunos políticos.

    García afirma que contra él no hay nada concreto. Esto me hace recordar una portada que publicó la revista limeña “Monos y monadas”, allá por 1905. Mostraba a un hombre subido a una escalera para examinar un busto enorme del entonces presidente José Pardo. Mientras el escalador examinaba el cráneo del mandatario, de abajo le gritaban:

    -¿Qué hay de concreto?

    -¿De concreto?, ¡todo!, respondía el interrogado.

    Parece que Barata puede confirmar que la ayuda al jefe aprista, a quien en esta columna he llamado “hombre de palabra fácil y bolsillo acogedor”, fue concreta y en dólares. De concreto, ¡todo!

    Luego de la publicación de la declaración de Marcelo Odebrecht ante los fiscales peruanos y brasileños en Curitiba que compromete a Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala y Keiko Fujimori; el líder del Apra respondió y consideró que se trata de “humo”.

    “Marcelo Odebrecht no menciona ningún hecho concreto y ninguna coima ni aporte a Alan García. A otro sí: 20 millones, 3 millones, Westfield, etc. Porque ellos se venden. Yo no”, escribió en Twitter.

    He aquí párrafos de la declaración de Odebrecht:

    Procurador Orlando Martello.- ¿El grupo empresarial Odebrecht o las empresas vinculadas a este entregaron dinero a AG (Alan García)?

    Marcelo Odebrecht.- […] Ya lo dije en una declaración anterior. Yo no puedo decir cuánto y cómo. Ahora, mi entendimiento casi certero es que nosotros apoyamos a todos los candidatos presidenciales de Perú, todos los partidos y probablemente varias elecciones para congresistas.

    ¿Cómo se daba esa ayuda normalmente?

    Yo no lo puedo decir. Con seguridad, siempre había varios medios para hacer eso. En algunos casos pudo ser de manera oficial, en otros casos a través de una empresa local. Se puede hacer por ‘caja 2’, con pagos no contabilizados. No puedo precisar cómo fue en cada caso. Eso con certeza lo puede decir Barata.


    http://diariouno.pe/columna/humo-y-cortinas-de-humo/











    Consenso de Lima


    Germán Alarco Tosoni


    Se refiere tanto al diagnóstico general como a las propuestas de política económica básicas de los grupos de poder económico y mediáticos, y un segmento de la sociedad peruana. Fue identificado por el politólogo norteamericano Steven Levitsky (Diario La República, 12/5/2013) como contrapartida al Consenso de Washington (Williamson, 1989) que sirvió de base para las reformas estructurales neoliberales en América Latina y otras partes del mundo. Este autor no precisó su contenido detallado; simplemente señaló que es más ortodoxo y radical que el de Washington y de lo que plantean los grupos dominantes en la mayoría de las otras economías latinoamericanas. En pocas palabras, los grupos dominantes aquí son coloquialmente más papistas que el Papa.

    A la distancia hay que reconocer que en las diez prescripciones del Consenso de Washington había mucha ideología, algunos elementos que debían ser abordados con extremo cuidado y también otros que ahora serían aceptados por muchos. La privatización per se de empresas públicas, la liberalización del comercio y la liberalización de las barreras a la inversión extranjera exigían un trabajo con pinzas que no se dio en la mayoría de las economías y menos en el Perú. En cambio, el establecimiento de tipos de cambio competitivos, disciplina en la política fiscal, redirección del gasto público hacia temas clave, reforma tributaria ampliando base con tipos impositivos razonables, tasas de interés reales positivas moderadas y seguridad jurídica para los derechos de propiedad serían prácticamente aceptados por todos.

    Ahora en el Perú domina en el diagnóstico la falsa idea de una presencia excesiva del Estado ignorando que nuestra presión tributaria y de gasto público está claramente por debajo del promedio latinoamericano y de nuestros vecinos. La tramitología, los sobrecostos laborales y la conflictividad socio ambiental son para los grupos de poder las causas de todos nuestros males, pero sin evidencia empírica seria que los avale. Mientras que en Chile se acepta como empresas públicas a Codelco y Enaps, en Colombia a Ecopetrol y en Brasil a Petrobras, aquí no quieren empresa pública alguna.

    Rechazan la diversificación productiva y en particular todas las políticas que la hagan posible. Siguen pensando en la minería y en los sectores extractivos como el único motor del crecimiento económico. Cualquier regulación es inaceptable incluyendo las normas antidumping. La extrema desigualdad es para ellos un tema irrelevante. No reconocen que la intervención de particulares puede generar externalidades negativas. Solo la inversión privada salvará al Perú. A diferencia de la mayor parte del mundo, cualquier regulación ex ante a las fusiones y adquisiciones es negativa. La lista de temas es larga.


    http://diariouno.pe/columna/consenso-de-lima/








    Razones por las cuales son ilegales indulto y el derecho de gracia


    Oswaldo de Rivero


    La Asamblea General de las Naciones Unidas por Resolución 239 (XXII) aprobó el 26 de noviembre de 1968 la “Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad”.

    El Perú votó en esa Asamblea General de la ONU a favor de su aprobación. Esta Convención entró en vigor el 11 de noviembre de 1970 y fue ratificada por el Congreso del Perú mediante la Resolución Legislativa 27998 del 12 de junio del 2003. Entonces, esta Convención que declara la imprescriptibilidad de los Crímenes de Lesa Humanidad es ley de la República.

    No es verdad que no existe legislación peruana sobre los Crímenes de Lesa Humanidad, puesto que, al haber sido ratificada por el Congreso, esta Convención es legislación peruana y así los Crímenes de Lesa Humanidad al ser imprescriptibles se entienden que son imperdonables no se pueden indultar y menos dar un Derecho Gracia.

    Además, el Estatuto de Roma, que estableció la Corte Penal Internacional, tiene una lista de los Crímenes de Lesa Humanidad. Encabeza esta lista el Crimen de “Asesinato con premeditación y alevosía” donde encajan matanzas como la de La Cantuta y la de los Barrios Altos y también el homicidio de Pativilca. Y por lo tanto, son hoy asesinatos de Lesa Humanidad que no se pueden indultar.

    Entonces, tanto la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad” como el Estatuto de Roma han sido ratificados por el Congreso peruano, son así legislación nacional que obligan al Estado peruano a no aplicar la prescripción y a no perdonar con un indulto los Crímenes de Lesa Humanidad señalados en el Estatuto de Roma.

    En conclusión, el Indulto y el Derecho de Gracia otorgados por el Presidente Kuczynski, al reo Alberto Fujimori, son ilegales frente a lo dispuesto en estos Tratados internacionales que al ser ratificados por el Perú, han pasado a ser legislación nacional sobre los Crímenes de Lesa Humanidad.

    Los autores del Indulto han pasado por alto estas obligaciones internacionales del Perú, haciendo surgir así una imagen de una republiqueta bananera que no conoce sus obligaciones internacionales.

    Pronto veremos los apuros de nuestros diplomáticos tratando de defender lo indefendible. Y esto como consecuencia de un Jefe de Estado que ha probado no estar a la altura de un estadista, sino más bien, a la altura de un mentirosito de baja estofa, que se dispara todo el tiempo en el pie, y pierde así constantemente legitimidad.


    http://diariouno.pe/columna/razones-por-las-cuales-son-ilegales-indulto-y-el-derecho-de-gracia/









    Chlimper, Keiko y Alberto Fujimori


    Pedro Francke


    Alguien que puede ser clave en arreglar las cosas entre la familia Fujimori, Alberto y Keiko, y en facilitar las relaciones con Odebrecht y los grandes empresarios corruptos, es José Chlimper.

    José Chlimper es actualmente secretario general de Fuerza Popular y fraguó audios trucados en la campaña electoral 2016 para tratar de limpiar a Joaquín Ramírez (secretario general de FP antes que él) de las acusaciones de narcotráfico, es decir, es de la mayor confianza de Keiko.

    Hoy es uno de los integrantes del directorio del BCR, habiendo sido elegido para el cargo por los congresistas fujimoristas, donde colabora con una política monetaria de altas tasas de interés, recibiendo una jugosa “dieta” con plata de todos nosotros mientras se dedica a defender a Keiko.

    Chlimper había sido ministro de Alberto Fujimori tras su re-re-relección fraudulenta e ilegal en el año 2000, es decir, cuando ya no había ninguna pretensión de democracia ni de reformas, periodo en el cual se dispuso una exoneración tributaria a negocios de agroexportación como el suyo, es decir, es también de mucha confianza de Alberto Fujimori.

    Chlimper tampoco es ajeno a las posibilidades de relacionamiento con Odebrecht y las empresas socias de este.

    Chlimper fue director de Graña y Montero entre el 2006 y el 2015, nueve largos años, tanto del holding como de la empresa de ingeniería (GyM es un conglomerado que controla 23 empresas en Latinoamérica). No un año, sino nueve años, más de cien meses: más que bastante como para familiarizarse y conocer al detalle lo que sucedía en la empresa.

    Chlimper fue además varios años miembro y hasta presidente del Comité de Auditoría de Graña y Montero, organismo encargado de ver que todo el control interno funcionara y no hubiera coimas como las que hizo Odebrecht junto a sus socias como GyM.

    Así que no puede decir que ignoraba lo que estaba pasando, no era un miembro del directorio más.

    Para colmo de colmos, resulta que Chlimper era director de GyM en virtud de los fondos ahí invertidos por las AFP, es decir, representaba a los millones de trabajadores afiliados a AFP.

    Hoy nos enteramos que nuestro dinero, nuestro dinero, fue invertido en empresas corruptas como esta, dinero del que hoy se han perdido 700 millones de soles precisamente porque ha salido a la luz los tremendos escándalos en que han participado coimeando a expresidentes, ministros y demás.
    COMEX
    Para añadir más elementos de juicio, debe recordarse que Chlimper ha sido presidente de Comex, el gremio exportador más neoliberal de todos.

    Chlimper también ha sido presidente del CADE y director de asociaciones de laboratorios farmacéuticos (negocio que tuvo hasta los 90). Su vínculo con los grandes gremios empresariales es antiguo y estrecho, siendo dueño de una de las principales agroexportadoras del país, controlando Agrokasa a partir de empresas establecidas en tres paraísos fiscales distintos (en Bahamas, Isle of Man y BVI – British Virgen Islands).

    En el Comité de Auditoría de Graña y Montero, José Chlimper compartía mesa con Roberto Abusada, otro director de GyM a quien resulta muy difícil de creer que no sabía nada de las coimas. Abusada suele escribir contra los derechos de los trabajadores y pidiendo que se facilite su despido como columnista de “El Comercio”, diario en el cual José Graña Miró Quesada es importante accionista (individualmente es quien tiene el mayor número de acciones aunque no llega al 10 por ciento del total).

    El IPE, instituto neoliberal que preside Abusada, también es “caserito” de “El Comercio”. Abusada no es ajeno al actual gobierno, es asesor Ad Honorem del gobierno para los asuntos de la Alianza del Pacífico y representante de la Presidencia del Consejo de Ministros ante el directorio del Fondo de Estabilización Fiscal, según el mismo “El Comercio”.

    Pero Abusada tampoco carece de vínculos con el fujimorismo pues ya cumplió un rol importante en el pasado: fue asesor principal de Jorge Camet mientras este era ministro de Economía de Fujimori por largos cinco años y medio. Camet fue también fundador y dueño de la empresa J.J. Camet, que cambió de nombre a JJC para camuflarla un poco y que hoy sabemos es otra de las socias en la coima de Odebrecht, por lo que su gerente e hijo de Jorge Camet está actualmente en la cárcel.

    Jorge Camet, fue presidente de la Cámara Peruana de la Construcción y luego de Confiep, y de ahí pasó a ministro de Alberto Fujimori. Su empresa, que antes de su ingreso al gobierno vendía servicios de construcción por 339 mil soles al año, en los cinco años posteriores le cobró al gobierno 666 millones, de los cuales 407 millones provenían de fondos de las privatizaciones controladas por el MEF que dirigía, precisamente, Jorge Camet. La confianza de Alberto Fujimori en Camet, sin embargo, no menguó por esto, ya que durante los juicios que éste enfrentó, Fujimori desde la cárcel mandó mensajes de apoyo, de tal manera que acá hay otro camino de vínculos entre los Fujimori y los constructores corruptos.

    Nada de esto garantiza que no haya conflictos, por serio. Hasta en las mejores familias hay pleitos, y en “El Padrino”, el heredero Michael Corleone manda matar a su propio hermano por haberlo traicionado. Pero a veces se arreglan. Quién sabe.


    http://diariouno.pe/columna/chlimper-keiko-y-alberto-fujimori/










    Kenji Unchained


    Luis Davelouis


    El 20 de setiembre pasado, Kenji Fujimori escribió una columna en la que afirmaba que Fuerza Popular –“el partido que ayudé a formar”– había sido tomada por traidores intrigantes e ilegítimos que mantenían “secuestrada” a Keiko. A ellos atribuía las cargas antiliberales de su bancada: oponerse a la creación de una comisión para investigar los crímenes del Sodalicio y sacarle la vuelta al Tribunal Constitucional con otra ley mordaza, entre otras perlas.

    Más allá de la retórica, las poses de demócrata y liberal y de que ya sabemos que los ilegítimos que secuestraron a Keiko son Ana Herz y Pier Figari, Kenji dio claras muestras de su disconformidad con la manera en que se escogió manejar el indulto de su padre en FP y por eso él y su padre han sido repetidamente humillados, hostigados y hasta objeto de burlas por parte de algunos congresistas keikistas que solo llegaron al Congreso gracias al arrastre de Kenji, su hermana y la franquicia que ambos llevan por apellido y lo único que aportan son los decibeles de sus rebuznos.

    Keiko es incapaz de ganar, está amenazada por Odebrecht, su BanKada/Cachiporra está rota y Herz y Figari se resisten a dimitir. Ante esto, i) Kenji y Alberto rescatan a Keiko y al partido de los intrigantes secuestradores. ii) Dirán que si alguien recibió dinero de Odebrecht –como de hecho sucedió–, fueron Herz y Figari a espaldas de Keiko y de la BanKada. iii) Si algún congresista se opone a Alberto o a Kenji, será acusado de cómplice de los intrigantes y expulsado. iv) La BanKada se reconcilia bajo la catana de Alberto. v) Vacan a PPK por sus conexiones con Odebrecht. vi) Se adelantan elecciones y gana Kenji en segunda vuelta porque la alternativa era Antauro. #OkNo.


    https://peru21.pe/opinion/extremo-opuesto-luis-davelouis/kenji-unchained-390531









    Neo-Gabinete, ¿por qué y para qué?


    Mirko Lauer


    Hay más temor que expectativas frente al gabinete de reconciliación que se anuncia para pronto. El Ejecutivo no ha explicado esta idea, pero ella por necesidad supone generar consenso mediante la incorporación de ministros provenientes de la oposición o de sus ideas. Esta vez de manera bastante más franca que hasta ahora.

    Antes del indulto la cosa hubiera sido más difícil, pues lo más probable es que Fuerza Popular con 70+ congresistas no hubiera aceptado, o hubiera aceptado para pasar a gobernar de manera casi directa. Ahora con FP dividido hay más margen de acción y más necesidad de muñeca política para todas las partes, incluso para los partidos menores.

    Las reacciones adversas al indulto se han reflejado en una visión del gabinete anunciado como una simple expresión del acuerdo Kuczynski-Fujimori, y en tal medida una claudicación. En verdad en la última rebarajada del gabinete hubo tres nuevos ministros con ideas fujimoristas en la alforja, a sumarse a los que ya había. Pocos protestaron por ese viraje conciliador.

    Para acercarse a la complicada palabra reconciliación, el gabinete tendría que ir más allá de lo que Alberto Vergara ha llamado el pacto Barbadillo-Choquehuanca. Hoy los desconciliados son muchos y cada uno tiene una parte, grande o chica, de la torta del poder. Votos parlamentarios que eran intrascendentes ahora podrán ser importantes, según vaya saliendo el naipe.

    En los países parlamentaristas esos gabinetes representan acuerdos de gobierno en base a convenios con un grupo de partidos. Esto significa que el mandatario (que suele ser un Primer Ministro) gobierna en base a esas coincidencias. Aquí no tenemos idea de lo que podría significar un gabinete presidencialista-parlamentario.

    Si la idea de PPK es simplemente la representatividad de los titulares, quizás peca de optimista. No porque ministros partidarios sea imposible, pues varios gobiernos lo han hecho con cierto éxito. Pero hoy los partidos están en su mayoría revueltos, lo cual probablemente haría de este tipo de ministros malos reconciliadores, ¿y entre quiénes?

    Sin embargo, PPK siente que necesita otro gabinete, con figuras adecuadas a los nuevos tiempos. No hay precisiones sobre qué es lo que ha inadecuado a los actuales que van a ser cambiados, o por qué no pueden entrar en la reconciliación. El nuevo gabinete tendrá que llegar con un folleto explicativo y un manual de instrucciones.


    http://larepublica.pe/politica/1165784-neo-gabinete-por-quE-y-para-quE











    Un gabinete para lo que queda del día


    Augusto Álvarez Rodrich.


    Es obvio que el presidente Pedro Pablo Kuczynski necesita recomponer el gabinete, pero su problema principal es de falta de credibilidad y eso no se resolverá con nuevos fajines.

    Su palabra se ha devaluado por las mentiras y contradicciones que protagonizó en la última quincena, tanto ante la amenaza de la vacancia como por el indulto que, para superarla, le otorgó a Alberto Fujimori.

    PPK requiere recomponer el gabinete, por un lado, para mejorar su credibilidad dentro del gobierno. Apenas vino el embate fujiaprista para vacarlo por las cuentas de Westfield, varios ministros le recomendaron que renunciara. Si entonces dudaron, ¿por qué se quedarían ahora?
    Así, hizo bien Carlos Basombrío en renunciar en ese momento porque no se puede trabajar con un jefe de quien se duda de su honestidad o transparencia, especialmente si es el presidente de la república. Y para un jefe de estado deber ser incómodo trabajar al mando de un equipo de lealtades y convicciones cambiantes.

    Pero PPK también requiere reforzar su equipo porque, ante el debilitamiento de su presidencia, necesita una reestructuración más alineada con sus nuevos aliados políticos.

    Su problema es que, por un lado, la excesiva demora en hacer los cambios que se anuncian desde navidad, proyectaría a un gobierno precario.

    Pero, por el otro, aún le falta un dato crucial para definir los cambios: conocer la naturaleza del acuerdo entre Alberto y Keiko Fujimori sobre cómo se organizarán a partir de la evidente fragmentación de la bancada de Fuerza Popular, especialmente para determinar con quién necesita, quiere y puede reconciliarse el gobierno.

    Mientras, debilita a PPK el runrún de sus congresistas sobre si meter fujimoristas como Francesco Petrozzi al gabinete, o gente cercana a esa corriente –por ejemplo, Jaime de Althaus, a quien antes le hicieron una aproximación ministerial–, pues eso ahonda la imagen del presidente débil que decide según el último al que oye.

    Pero más allá de cualquier cambio ministerial, lo primero que debería reconstruir PPK es el respeto por su presidencia, empezando por la recuperación de la imagen de que él preside realmente el país y de que no será solo un presidente-rehén que va a actuar como el mayordomo de la familia Fujimori, la cual usa la política para resolver sus peleas internas y, peor aún, todavía no da señales de haber llegado a un acuerdo.

    Si el gabinete recompuesto no ayuda a Kuczynski a dar señales de que él todavía preside el país, estará acelerando el final de su presidencia.


    http://larepublica.pe/politica/1165787-un-gabinete-para-lo-que-queda-del-dia










    Se requiere una revolución


    Humberto Campodónico


    El sistema financiero sigue estando frágil. La economía mundial lucha por recuperarse. El cambio climático se acelera. La digitalización y la globalización deprimen los salarios. La desigualdad de los ingresos continúa aumentando. Las turbulencias geopolíticas son cada vez más grandes. Las mentiras se presentan como verdades. La verdad no se verbaliza. Y la gente está enojada.

    Karl Marx pensó que el capitalismo sembraba las semillas de su propia destrucción, lo que lleva a una revolución. Creemos que, en lugar de ser fuerzas anónimas, son las políticas del Grupo de los 7 (EEUU, Alemania, Francia, Reino Unido, Japón, Italia y Canadá) las que socavan los fundamentos de la economía de mercado. La política monetaria del G7, su política fiscal y macroeconómica, de defensa y de cambio climático tienen una característica común: son laxas, irresponsables e imprudentes.
    Estos aprendices de brujos del G7 han construido un modelo de crecimiento impulsado por la deuda que conduce al próximo crack financiero. Juegan con el fuego de la guerra. Han construido un modelo de crecimiento con alto contenido de carbono que contribuye al calentamiento global.

    Estas políticas se presentan como “de interés público”. No es de extrañar, por ello, que se erosione la confianza en los congresistas y las instituciones. La gente siente que algo anda mal con las élites políticas y económicas del G7 que no asumen sus responsabilidades, lo que lleva a una crisis sistémica que cuestionará muchas de las creencias que el capitalismo ha construido.

    Los párrafos que anteceden provienen del Manifiesto “Se requiere una revolución” de Hervé Hannoun y Peter Dittus (1). ¿Son de algún grupo radical “anti sistema”?

    Pues no. Son ex altos funcionarios del Banco de Pagos Internacionales (BIS, en inglés), con sede en Basilea. Es una organización internacional financiera: el banco de los bancos centrales y la “crema de la crema” de las políticas monetarias. Dittus fue Secretario General del BIS del 2005 al 2016 y Hannoun su Gerente General Adjunto del 2006 al 2015.

    ¿Qué más dicen? “El gatillo de esta revolución será la pérdida de confianza en el mundo de ‘Alicia en el país de las maravillas’ que nos pintan. Ocurrirá cuando la gente se dé cuenta de que no se puede pagar el servicio de la deuda acumulada del G7. Y que los valores de los activos se inflaron por políticas monetarias que no pueden continuar. Ahí se verá que los tomadores de decisiones están desnudos”.

    El Manifiesto va a contramano de quienes afirman que el actual ciclo de crecimiento económico (que va para 10 años) tendrá varios años más de vida. Si eso es así, entonces los precios de las materias primas (que se han recuperado algo en el 2016 y 2017) seguirían en esa misma trayectoria en los próximos años.

    Listo el pollo. No hay de qué preocuparse porque los factores exógenos (precios de las materias primas, PBI mundial, tasas de interés, valor del dólar) nos serán favorables. Y se sabe que el crecimiento de la economía peruana depende en más de un 60% de factores exógenos. Eso lo reconoce el Marco Macroeconómico Multianual y todos los ministros de economía.

    Pero la cosa cambia si DyH tienen razón. ¿Qué es lo que más les preocupa? Pues las políticas de los bancos centrales de comprar los títulos de la deuda gubernamental (los bonos del Tesoro), que estaban en manos del sector privado, con el objetivo de bajar las tasas de interés a cero y proveer de liquidez barata a los empresarios para estimular nuevas inversiones.

    Resultado: la deuda de los bancos centrales está ahora en niveles inéditos: del 2007 a junio del 2017 ha subido de US$ 3 a 14 billones (trillones, en inglés). Dicho de otra manera: para salvar de la quiebra a los empresarios por la gran recesión del 2008, los bancos centrales del G7 se endeudaron hasta las orejas. Otrosí: esa deuda es ahora pública y ya no privada.

    Pero, ojo, los empresarios no han invertido y ese dinero se ha ido, en gran parte, a las bolsas de valores y de “commodities”, que han trepado a niveles inéditos, como producto de esa burbuja. Es por eso –y por otras razones expuestas en el Manifiesto– que DyH dicen que se requiere una revolución. ¿Estarán en lo correcto?

    En el Perú, si al descrédito de buena parte de la clase política por la corrupción –que debe seguir siendo investigada– y al ataque destructivo a las instituciones, se le agrega un shock externo negativo, no es difícil prever las consecuencias. Veremos qué pasa.

    (1) Revolution required: the ticking time bombs of the g7 model, octubre 2017. Https://goo.Gl/w9yy1a


    http://larepublica.pe/politica/1165789-se-requiere-una-revolucion










    Pacto faustiano


    Enzo Defilippi


    En un artículo publicado en “The New York Times” el 28/12/2017, Sonia Goldenberg llamó “pacto faustiano” al arreglo entre Pedro Pablo Kuczynski y Alberto Fujimori para evitar la vacancia a cambio del indulto. En la obra de Goethe, sin embargo, Fausto termina saliéndose con la suya a pesar de haberle vendido su alma al diablo. En el caso de Kuczynski, no parece que vaya a ser así.

    Sí, porque con una bancada minúscula, su credibilidad por los suelos y habiendo eliminado la posibilidad de tender puentes con las demás fuerzas políticas (que con seguridad votarían a favor de una nueva moción de vacancia), la presidencia de Kuczynski ya no depende de lo que pudiese hacer él, sino del resultado de las negociaciones entre los Fujimori y de lo que a ellos les convenga hacer con él.
    La situación es la siguiente. Tanto Kenji Fujimori como Jorge Morelli (cuya posición sin duda refleja la de Alberto Fujimori) han dejado claro que no habrá reconciliación entre el ex presidente y su hija sin una “reestructuración” de Fuerza Popular; es decir, sin que rueden las cabezas de los colaboradores más cercanos a Keiko. De hecho, Kenji ha sido bastante explícito con respecto a dos principales (pero no los únicos en la lista).

    Si Keiko acepta estos términos, la presidencia de Kuczynski dependerá de si el fujimorismo considera más conveniente gobernar a través de él o convocar elecciones adelantadas (la viabilidad de un gobierno presidido por alguno de los vicepresidentes, antes baja, ahora es ínfima). Si Keiko los rechaza, no le quedará otra que mantenerse altamente presidenciable, ya que gran parte de su bancada está constituida por invitados cuya lealtad depende de la probabilidad de que se convierta en presidenta (más aún cuando el voto disidente se origina en el descontento por el trato que reciben de la cúpula). En ese caso, lo más conveniente para ella sería una pronta convocatoria de elecciones, ya que, por un lado, controlaría a un partido organizado, utilísimo en campaña y que ningún competidor posee; pero, sobre todo, porque es muy probable que la liberación de su padre melle más su popularidad a medida que pase el tiempo (ya lo estamos viendo). En este escenario, la presidencia de Kuczynski duraría lo que le demore a Fuerza Popular buscar una nueva excusa para destituirlo.

    ¿Qué decidirá? Difícil preverlo. En su decisión seguramente intervendrán otros factores difíciles de ponderar, como la probabilidad de que se le dicte prisión preventiva, el grado de influencia de sus asesores (cuyas cabezas dependen de que no acepte los términos planteados), o su percepción sobre sus posibilidades de éxito si candidatea enfrentada a su padre (y, probablemente, contra Kenji). Lo que queda claro es que la opción por la que se incline tendrá consecuencias más serias sobre el Gobierno que cualquiera que pueda tomar Kuczynski en el futuro.

    En la historia de Goethe, a Fausto lo salvan del infierno ángeles que aparecen a última hora. A Kuczynski, en cambio, lo salvaron de la vacancia votos pactados a cambio de un indulto que implica su entrega incondicional, en cuerpo y alma, al clan Fujimori. Y ese es un infierno del que nadie podrá salvarlo.



    https://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/ppk-fujimori-pacto-faustiano-enzo-defilippi-noticia-485913









    ¿Por qué tanto odio, ah?


    Fernando Vivas


    De tanto repetirse en las redes, sobre todo por fujimoristas ‘trolleando’ a sus enemigos, preguntar por las razones del odio se convirtió en letanía. Luego, en broma naif: ¿Por qué tanto odio, ah?

    Pero, a 17 años de su caída, 12 de su encierro y una semana de su indulto; hay que tratar de responder, muy en serio, al porqué de la radical animadversión del espectro llamado caviar hacia Fujimori, tan radical que ni siquiera hace distingos entre Alberto y Keiko.
    La primera respuesta es odias más a quien disputa –y gana– tu espacio de afirmación política que a tu extremo ideológico opuesto. O sea, a la izquierda le repele el fujimorismo más que, digamos, el PPC. Fujimori le quitó pueblo a las izquierdas con un populismo de acción directa que destrozó sindicatos y toda forma de organización socialista.
    Hasta ahí la simple ojeriza al competidor que te atrasa. A esa razón hay que sumar otras más complejas, distintas a la repulsa que provoca el autoritarismo corrupto que ejerció el ‘Chino’ al disolver el Congreso, reelegirse en 1995 e intentar re-reelegirse en el 2000 comprando medios y conciencias. Esos delitos de autoridad, siendo los más tenebrosos los crímenes del grupo Colina, estuvieron dirigidos a víctimas distantes del sector que hoy más lo rechaza.

    Pero atrasar a la izquierda, ser autoritario y corrupto no son suficientes razones para haber levantado un muro de repulsión si se respetaron las garantías básicas de la población. Para poner un ejemplo de lo que quiero decir: Fujimori no hizo lo que hizo Pinochet a su élite progresista, y los chilenos no están tan bronqueados entre ellos.

    La respuesta, y de paso la clave para entender por dónde bregar en pro de la reconciliación, es que el fujimorismo, tanto en su fase Alberto como en su fase Keiko, puso en la palestra a un nuevo sector político, de Lima y regiones, con historias, lealtades, modales y valores distintos a la política y la academia tradicional. En algunos casos, su emprendedurismo informal y pragmático los llevó a usar la política para tratos oscuros. Esas son diferencias irreconciliables no solo con sus enemigos políticos, sino con la justicia.

    Pero, en otros casos, hay mera bronca atravesada por los ascos y resentimientos sociales del Perú. Otra placa tectónica que choca con las otras es la bronca entre liberales y conservadores. Hay una nueva burguesía, limeña y provinciana, que reclama respeto y prerrogativas a través de Fuerza Popular. Y también hay resentidos entre los resentidos, como algunos de los leales a Kenji molestos con Becerril, Salgado, Salaverry, Letona o Torres.

    PPK ha dado el indulto de tal manera que nos distancia más; pero, a pesar de él, tenemos que entendernos.


    https://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/fujimori-indulto-odio-ah-fernando-vivas-noticia-485899










    La lucha por la moralidad


    Gonzalo Portocarrero


    La revelación de que el presidente del Perú, Pedro Pablo Kuczynski, ha recibido diversos pagos de Odebrecht por conceptos que incluirían consultorías, conferencias y otros ha significado un trauma para mucha gente. Para los que creímos, quizá de manera demasiado ingenua, que PPK podría significar una diferencia, resulta una gran decepción. Bajo el manto del tecnócrata honrado y eficiente, formado en el mundo financiero internacional, se ocultaba un criollón sinvergüenza, ávido de dinero, poder y fama; incapaz de contener sus apetitos pero muy hábil para simular una fachada de buena voluntad y candidez. Da pena pensar lo que escribo, pero no creo que haya otra solución que escarbar en nuestro inconsciente colectivo para diagnosticar y empezar a revertir el mal enquistado en la sociedad peruana.
    Obviamente, Kuczynski no es la excepción. Su caso expresa, una vez más, la debilidad de los controles interiorizados por los peruanos. Las criaturas humanas somos muy vulnerables, pues disponemos de una energía que no tiene un uso fijo y que nos impulsa a la voracidad y el desequilibrio. Entonces, es tarea de la sociedad desplazar esta energía hacia actividades y metas que supongan la realización de ideales valiosos para todos. En vez de dañarse a sí mismo, o a los demás, la satisfacción de este impulso a la desmesura debe estar orientada hacia lo constructivo, lo que enriquece la vida sin destruirla. Es lo que Freud llamó “sublimación”, un proceso que supone el desarrollo de la cultura y la creatividad. Se trata de poner al servicio del crecimiento personal, y de la armonía y justicia social, esa impulsividad ciega que tiende a la destrucción de sí y los vínculos sociales. Pero contener la impulsividad y canalizarla hacia el logro de metas constructivas es un proceso arduo y difícil, pues implica modular esas voces interiores que claman por una satisfacción inmediata.
    Pensemos, por ejemplo, en la tendencia mundial a la obesidad, un comportamiento autodestructivo. Mucha gente, desprovista de horizontes que la enrumben al logro de objetivos de mayor significación, busca la satisfacción inmediata en el comer o tomar. Mediante la incesante ingestión de alimentos trata de mantener a raya la ansiedad de vivir. Otra manera de lograr lo mismo es el abuso. El hombre machista deriva mucho de su satisfacción personal y orgullo de la opresión a la que somete a su familia, mujer e hijos. Considerando en frío la situación, mucho mejor sería canalizar esa inquietud hacia el desarrollo de vínculos personales, o a la creación artística, o a cualquier trabajo que signifique comprometer nuestras energías en la producción de bienes y servicios útiles para los demás. En todo caso, aprender a orientar nuestra energía de modo que trascienda lo puramente impulsivo supone una educación basada en el cultivo de una disciplina fundada en el amor y no en el miedo o la violencia.

    La sociedad peruana, especialmente el mundo criollo, se caracteriza por su dificultad para orientar la búsqueda de satisfacciones a metas de largo plazo. La fuerza de la sublimación es muy limitada de modo que se generaliza la búsqueda de satisfacción mediante el ceder a lo impulsivo. Sobre este sustrato cultural es muy difícil que arraiguen los valores que llevan a la afirmación de la vida.

    El deterioro moral es un proceso generalizado en todos los grupos sociales en nuestra sociedad. Pero a la vanguardia de estos cambios está la clase política. Todo indica que la motivación a la que responde es la búsqueda de satisfacer sus intereses personales. Su impulso depredador no está contenido por una disciplina, sino potenciado por la expectativa de impunidad, por la confianza en poder mangonear la ley de manera que pueda salir ileso de cualquiera acusación por más fundamentada que esté. Aunque esto podría estar cambiando, como lo indica el hecho de que los últimos presidentes, desde Fujimori, pasando por Toledo, García, Humala y Kuczynski, estén sujetos a investigaciones judiciales. Esta situación, junto con las movilizaciones juveniles, nos dicen que la sociedad peruana es capaz de reaccionar frente al deterioro moral del país. También toca que cada peruano o peruana se haga responsable de su propia conducta en vez de excusarse señalando que si los grandazos lo hacen, la gente de a pie está autorizada a hacer lo mismo en su propia escala. De repente me equivoco, pero creo que en estos últimos meses el impulso moralizador de PPK se agotó de manera que la transgresión crece sin contención real.



    https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/lucha-moralidad-gonzalo-portocarrero-noticia-485886